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LOCARNO 2023 Competición

Radu Jude • Director de Do Not Expect Too Much from the End of the World

“Es una película muy autorreflexiva sobre el significado de las imágenes y lo que puede ser el cine hoy en día”

por 

- El cineasta rumano nos habla de su complejo largometraje, dividido en dos partes, que ofrece ocurrentes reflexiones sobre el mundo digital y la naturaleza cambiante del cine

Radu Jude  • Director de Do Not Expect Too Much from the End of the World
(© Locarno Film Festival)

Nos hemos sentado a hablar con Radu Jude con motivo de la presentación de su último largometraje, Do not Expect Too Much from the End of the World [+lee también:
crítica
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ficha de la película
]
, en la competición internacional del Festival de Locarno. El cineasta ha compartido varios detalles sobre el origen del concepto final de la película y ha expresado su opinión acerca del capitalismo en Rumanía y de los defectos inherentes al actual sistema europeo de financiación del cine.

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Cineuropa: Tal y como la defines en tus notas del director, tu película es fragmentaria en cuanto a la forma, pero resultó ser un retrato sólido y completo de la actualidad en cuanto al contenido. ¿Tenías intención de conseguir este resultado o se produjo de forma natural?
Radu Jude:
Es difícil responder a esa pregunta. También cito a Jacques Rivette en mis notas, que dice que el cine no es solo narración, sino un ensayo descriptivo, un arte de yuxtaposiciones y de establecer conexiones. Desde este punto de vista, el resultado que buscaba no era otro que el de utilizar medios artísticos para crear un retrato complejo de la sociedad actual.

Se trata de una película en la que no se retrata únicamente la realidad de la sociedad actual, sino también cómo esta se ve reflejada en los medios de comunicación.
Estoy totalmente de acuerdo. Es una película muy autorreflexiva sobre lo que significan las imágenes y lo que puede ser el cine hoy en día. Para mí, ya no hay diferencias entre el cine y las redes sociales; se han convertido en la misma cosa. El malhablado avatar de Instagram que tiene la protagonista también forma parte de la reflexión —lo creó Ilinca Manolache, la actriz que interpreta a Angela, a la cual le di el papel junto con el avatar—.

Hablando de yuxtaposiciones, estableces un claro paralelismo con fragmentos de la película rumana de 1981 Angela merge mai departe. ¿Esta idea te vino a la mente mientras construías el personaje de Angela, o fue a lo largo del proceso creativo cuando se te ocurrió?
Todo sucedió gradualmente. Las historias principales están inspiradas en experiencias reales que tuve mientras trabajaba hace muchos años, tanto como ayudante en producciones cinematográficas como cuando fui director de anuncios. Lo primero que hice fue volver a ver esta película de los años 80, ya que no la recordaba bien —lo único de lo que me acordaba era de que trataba de una mujer conduciendo—. Fue en ese momento cuando decidí incluir un cameo de la Angela de entonces, y más tarde se me ocurrió la idea de incluir un flashback de esa película. Al final, pensé en unirlos para poder observar las diferencias de sus representaciones en distintas épocas.

Los episodios de la antigua película corren el riesgo de suscitar cierta nostalgia porque muestran cómo la vida era más tranquila por aquel entonces. O al menos así es como se presentan aquellos tiempos.
Odio la nostalgia como sentimiento porque es peligrosa, pero claro, el uso de imágenes del pasado la provoca inevitablemente. Y vivir tranquilamente no tiene por qué ser algo bueno. Ion Iliescu, el primer presidente de Rumanía tras la Revolución de 1989, era en realidad un antiguo apparatchik de la dictadura comunista. Hubo muchas protestas contra él, pero él se limitó a repetir una y otra vez que lo que necesitábamos era silencio y estar más tranquilos. Esto demuestra que estar tranquilo no siempre constituye algo valioso, así que me resisto a aceptar esta interpretación. Lo respeto, pero no lo comparto.

Pero la fuente principal del sufrimiento de la protagonista es la distracción constante a la que está expuesta, ¿no? Una distracción que no reside únicamente en el agresivo entorno mediático, sino también en la precariedad laboral, que la obliga a estar continuamente pluriempleada.
Sí, se ve obligada a trabajar continuamente sin futuro y sin la certeza de si tendrá o no trabajo el año que viene. Es cierto, y creo que una de las cosas que Rumanía hizo mal, y sigue haciendo mal, es que, tras la caída del régimen comunista, se adentró en una especie de capitalismo salvaje, incontrolable y neoliberal, sin potencial alguno para el desarrollo social, que también se asoció con la corrupción política. Cuanto más pobre eres, menos oportunidades tienes. No tenía por qué haber sido así, podríamos haber tratado de crear un mercado libre con el que habríamos conseguido una sociedad más humana.

Como cineasta independiente que busca constantemente formas de financiar sus proyectos, ¿te consideras también una víctima de la precariedad laboral?
Gracias por la pregunta, porque la gente suele preguntarme por la política o la estética de mis películas, pero nadie se para a pensar en qué hago para salir adelante. Durante muchos años, me gané la vida como mi personaje, haciendo todo tipo de trabajos. Ahora intento vivir solo como cineasta, por lo que he dejado de hacer publicidad y televisión. La gente dice que hago demasiadas películas, pero, ¿cómo podría pagar el alquiler si no? La cuestión es que, de nuevo, me veo obligado a trabajar mucho y a hacer coproducciones en el contexto este corrupto sistema europeo en el que lo que las productoras quieren es ganar dinero, no hacer películas.

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(Traducción del inglés)

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