email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

LOCARNO 2023 Cineasti del presente

Crítica: Rivière

por 

- En su primer largometraje, Hugues Hariche retrata la monótona pero turbulenta vida cotidiana de un grupo de adolescentes que buscan emanciparse de unos adultos incapaces de comprenderlos

Crítica: Rivière
Flavie Delangle en Rivière

El autor y director francosuizo Hugues Hariche, que ahora vive en Estados Unidos y ya ha dirigido varios cortometrajes (Les liens du sang, Flow y Metropolis) que han sido seleccionados y han obtenido premios en diversos festivales internacionales, presenta ahora su primer largometraje, Rivière [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, en la sección Cineasti del presente del Festival de Locarno. Haciendo hincapié en el cuerpo como medio para explorar y construir identidades, Hugues Harache nos invita a adentrarnos en la esfera privada de un grupo de adolescentes que intentan rebelarse contra el mundo de los adultos. Manon (Flavie Delangle), una adolescente con un pasado complicado que intenta encontrarse a sí misma al margen de las convenciones sociales, es la líder de esta manada de lobos. Los cuerpos constituyen la piedra angular de todas y cada una de las escenas de la película, cuerpos aún inciertos y cambiantes que se ponen a prueba constantemente, maltratados y manoseados, como si fueran indestructibles. Las consecuencias carecen de importancia aquí, ya que lo que realmente importa son las ardientes emociones propias de la adolescencia.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Manon, una joven de 17 años que huye de una familia de acogida a la que no considera su familia, abandona Suiza con el fin de encontrar a su padre, que la abandonó cuando era pequeña. La protagonista de Rivière no solo trata de escapar de un contexto educativo difícil, también huye de un pasado cruel que desea dejar atrás con todas sus fuerzas. Decidida a convertir su doloroso pasado en un recuerdo lejano, Manon va formando nuevos vínculos afectivos y sentimentales, trasponiendo así el camino que ya había trazado en la pista de hielo. De hecho, su sueño es convertirse en jugadora profesional de hockey, desafiando y rompiendo los estereotipos que la sociedad heteropatriarcal atribuye a la llamada "feminidad": en concreto, la debilidad, la necesidad de protección y una fuerza física casi inexistente. Manon es única y no tiene intención de que la juzguen por el sexo que se le asignó al nacer.

La historia de Manon es a la vez personal y universal, íntima y generacional. En este sentido, la heroína de esta historia se convierte en portavoz de toda una generación que lucha por imponer su propia identidad y singularidad en un mundo que parece ofrecerlo todo, pero no garantiza nada. Luchar por sus sueños se convierte en una realidad cotidiana para Manon, un mantra que la ayuda a mantener bajo control sus demonios interiores. ¿Qué hay que hacer para lograr una apariencia de equilibrio cuando no hay manera de evadirse del pasado y cuando la naturaleza atroz de los recuerdos parece socavar cada pequeña victoria en el día a día?

Su talento para el deporte y su inquebrantable pasión por el hockey la han llevado a pasar un tiempo en un entorno predominantemente masculino donde descarga la rabia que arde como el fuego en su interior. Manon no tiene ninguna intención de adaptarse a las normas sociales y renunciar a un deporte que, aunque ama con locura, se considera demasiado violento para las "mujeres". De hecho, su lucha no solo gira en torno a la excelencia deportiva, sino también a la necesidad de imponer su identidad poco convencional.

A pesar de una cantidad excesiva de historias paralelas que podrían haber servido de base para otra película, como la adicción a los analgésicos con la que lucha su rebelde amiga patinadora Karine, interpretada por Sarah Bramms, y del final demasiado obvio de la película, las batallas de Manon son profundamente conmovedoras. En este sentido, resulta especialmente interesante la relación que se establece entre la protagonista y la nueva pareja de su padre (Camille Rutherford), que consigue transmitir solidaridad sin necesidad de pronunciar grandes discursos.

La fuerza de Rivière reside en que Hugues Harache no busca juzgar a Manon ni a sus nuevos compañeros de aventuras en ningún momento. En su lugar, busca transmitir sus conmovedoras contradicciones, sus relaciones torpes e instintivas y la ligereza de todos y cada uno de los momentos típicos de la adolescencia.

Rivière ha sido producida por Beauvoir Films en coproducción con Les Films d'Argile y RTS Radio Télévision Suisse, y las ventas internacionales corren a cargo de Outplay Films.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del italiano)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy