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LOCARNO 2023 Competición

Crítica: El auge del humano 3

por 

- El segundo largometraje del director argentino Eduardo Williams, cuyo título es un guiño a la noción de cronología, es una deslumbrante y curiosa propuesta de cine experimental

Crítica: El auge del humano 3

Tal y como pudo constatar De La Soul, siendo ahora Eduardo Williams el que se ha dado cuenta, el tres es un número mágico. En El auge del humano [+lee también:
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, su primera película, documentó las vidas de jóvenes hermosos pero desgraciados en su país natal, Argentina, para después hacer lo propio en Mozambique y Filipinas; ahora, en El auge del humano 3, la supuesta "secuela" de la primera, no solo aterrizamos en Sri Lanka, sino que también nos trasladamos a Perú y Taiwán, vecinos continentales de dos de los territorios de su primera obra. Sin embargo, la diferencia más sustancial entre ambas radica en que, a pesar de que en El auge del humano la transición entre estos lugares se hacía de forma secuencial, los cortes transversales recurrentes —o, dicho de otra forma, la simultaneidad— son el pan de cada día en el nuevo trabajo de Williams.

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Esta nueva obra de Williams, que se ha estrenado en la competición internacional de Locarno, consolida su posición en la vanguardia del cine experimental mundial, especialmente en lo referente a la forma en que esa categoría genérica se codea con el mundo del arte contemporáneo. Aunque pueda parecer contradictorio, se trata de una producción abstracta y concreta al mismo tiempo: la esencia, los participantes y los métodos de creación de imágenes resultan totalmente vívidos en nuestro fragmentado y globalizado siglo XXI, pero se ven contrarrestados por el tempo glacial empleado en el montaje, la falta de exposición y la falta de claridad en las intenciones del autor. Y, en consonancia con la programación de Locarno, el largometraje va más allá los límites que se podrían esperar en un documental; la realidad se dobla, se rompe y se desgarra para luego reconstruirse como algo nuevo.

En este sentido, la elección de la cámara por parte de Williams no puede ser más pertinente, ya que hace que la película se libere de un sentido más marcado de la profundidad temática y pone de manifiesto que el propósito de la película está totalmente ligado a la imagen. La totalidad de El auge del humano 3 se rodó con una cámara panorámica de 360° equipada con ocho objetivos diferentes, que grabó imágenes en movimiento destinadas, a priori, a ser vistas con un casco de realidad virtual, solo que estas imágenes se acabaron transponiendo finalmente al formato rectangular habitual utilizado en el cine para que pudieran proyectarse sin problemas. Este uso ligeramente atípico de la tecnología da lugar a algunas yuxtaposiciones y manipulaciones visuales maravillosas e inquietantes al mismo tiempo: las imágenes rodadas en exteriores se funden, barren y doblan. Como ocurre con muchas producciones digitales de última generación, los ángulos de cámara solo pueden determinarse en la fase de montaje. Al adoptar este enfoque lúdico, llamativo pero nunca autoindulgente, Williams crea un solo de guitarra que abarca toda la película.

Queda por ver cómo se relaciona todo esto con los lugares que vemos, lugares del "Sur", lejos de Occidente, que a menudo son objeto de representaciones engañosas o exóticas, descritos en esta obra como lugares de alienación y estancamiento del desarrollo juvenil... La cuestión, tal y como la aborda Williams, con este nivel de inflexión y distorsión estilísticas, queda desgraciadamente abierta. La cámara está situada tan lejos de los sujetos que el audio de las conversaciones no puede corresponderse con caras o labios en movimiento. Los subtítulos, que aparecen en blanco y amarillo a juego con los diálogos superpuestos, producen el efecto de un comentario ajeno a las imágenes.

Es imposible poner nombre a los rostros de los no profesionales que filma, pero vaya rostros. Especialmente en aquello que vislumbramos de Perú, hay pequeños estallidos de ira: las minas de sal canadienses no hacen más que extraer sus recursos, y luego están los enclaves turísticos cuidadosamente vigilados y poblados por "millonarios y multimillonarios", justo al lado de los pantanos y de la corriente de agua que brota. Lo que los tres lugares tienen en común es que se trata de paisajes naturales que existen desde hace siglos, pero que observamos a través de dispositivos de captura digital que sugieren un trasfondo de vigilancia. Sí, está claro que es algo que podemos ver en imágenes 3D de Google Earth con nuestros teléfonos y ordenadores, pero es mucho mejor hacerlo en el cine, y a través de los ojos de Williams.

El auge del humano 3 es una coproducción entre Argentina, Portugal, Brasil, Países Bajos, Taiwán, Hong Kong, Sri Lanka y Perú. Los coproductores son Un Puma, Oublaum Filmes, Estúdio Giz, Revolver y Volos Films, y las ventas internacionales corren a cargo de Rediance.

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(Traducción del inglés)

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